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Saint Jerome acoge el Tercer Congreso de Hombres Católicos de Idaho

La parroquia de Saint Jerome recibió con hospitalidad a los casi 200 hombres que asistieron al Tercer Congreso Católico de Idaho, una jornada de charlas, reflexión, adoración y convivencia,  el pasado  22 de noviembre. (ICR foto/Cortesía Sal y Luz Radio)
La parroquia de Saint Jerome recibió con hospitalidad a los casi 200 hombres que asistieron al Tercer Congreso Católico de Idaho, una jornada de charlas, reflexión, adoración y convivencia, el pasado 22 de noviembre. (ICR foto/Cortesía Sal y Luz Radio)

Verónica Gutiérrez

Editora Asistente


JEROME.- La parroquia de Saint Jerome fue sede del Tercer Congreso de Hombres Católicos de Idaho, un evento organizado por la estación de radio Sal y Luz, que reunió a cerca de 200 hombres provenientes de diversas parroquias de la Diócesis de Boise.

El encuentro incluyó charlas formativas, momentos de adoración, confesiones y espacios para compartir experiencias, en un ambiente de fraternidad y renovación espiritual.


Entre los conferencistas invitados participó el Padre Ramón Celestino Rosas, quien destacó la importancia de convocar a los hombres dentro de la vida de la Iglesia. “Es difícil convocar a los hombres, por eso es tan valioso verlos abiertos a la fe y a la gracia de Dios”, afirmó. El sacerdote reconoció haber visto en ellos “docilidad, piedad y mucha atención” durante las conferencias y momentos de oración. “Estoy contento y agradecido con Dios por esta experiencia que enriquece mi ministerio sacerdotal”, añadió.



Padre Jesús González, Párroco de Saint  Jerome; Padre Caleb Vogel, Vicario General de la Diócesis  y los diáconos  José  Medina, Jaime Alamillo, Jeffrey Powers, Miguel Serna y Salvador Carranza, (ICR Foto/Cortesía Sal y Luz Radio)
Padre Jesús González, Párroco de Saint Jerome; Padre Caleb Vogel, Vicario General de la Diócesis y los diáconos José Medina, Jaime Alamillo, Jeffrey Powers, Miguel Serna y Salvador Carranza, (ICR Foto/Cortesía Sal y Luz Radio)

Durante su visita al Estado de Idaho el Padre Celestino también tuvo la oportunidad de visitar la estación de Radio Sal y Luz y participar del Programa Nuevo Amanecer que se transmite en vivo de lunes a viernes. Durante el programa el Padre Celestino fue entrevistado por Ramiro Tapia y además de referirse al Congreso también habló de otros temas como el adviento.


El Padre Celestino compartió reflexiones basado en su profundo conocimiento sobre la formación de discípulos que ha abordado en su libro La pedagogía de Jesús y la formación de sus discípulos a la luz del Proyecto Global de Pastoral (PGP) donde destaca que cada persona crece espiritualmente desde experiencias distintas, pero que nadie comienza desde cero.


Explicó que uno de los elementos fundamentales para el crecimiento integral es trabajar la dimensión humana. Afirmó que existen riquezas en las personas, pero lo que hace falta es darle orden y enfocarse en elementos que son fundamentales para el crecimiento humano.


Su interés por destacar la parte humana dijo, proviene de que aun cuando podemos abordar otros temas como la gracia y el pecado, hay realidades que afectan a las personas y que le impiden aprovechar todas las gracias que el Espíritu Santo nos ofrece a través de sus dones.


El Padre Celestino, reconoció que con frecuencia los seres humanos llevan heridas del pasado que tienen que ver con sus historias familiares con situaciones difíciles de pobreza, violencia o abandono.


“Muchos cargan resentimientos o heridas profundas; es como un recipiente roto que no puede retener la gracia”, señaló.

Es complicado, agregó, para muchas personas olvidar cosas que les hicieron daño y lamentablemente es como un recipiente dañado y reventado que poco puede retener, no obstante, nunca dejamos de ser discípulos.


Sobre el tema del adviento el Padre Celestino aseguró que es un tiempo propicio para revisar el corazón, sanar y prepararse espiritualmente para la llegada del Señor.


El Adviento: tiempo de preparación y vigilancia


Corona de Adviento en la Parroquia de Our Lady of  Good Counsel en Mountain Home. (Foto / Vero Gutiérrez)
Corona de Adviento en la Parroquia de Our Lady of Good Counsel en Mountain Home. (Foto / Vero Gutiérrez)

El sacerdote explicó que el Adviento tiene una doble mirada: La escatológica, que recuerda la certeza de la segunda venida de Cristo y la histórica, que celebra el nacimiento del Hijo de Dios hace más de dos mil años.


Así que destacó que el adviento es un tiempo de espera que nos prepara para la gran celebración de la Navidad y para que nuestro corazón se vuelva a encender y sentir la presencia de Dios cercana.


Subrayó la importancia de vivir este tiempo con responsabilidad espiritual, pues “Cristo volverá no como niño ni como buen pastor, sino como juez”, haciendo eco del Evangelio de San Mateo capítulo 24. Por ello, invitó a los fieles a recurrir a los medios espirituales que ofrece la Iglesia, como la confesión y la Eucaristía.


El Padre Celestino Rosas destacó además la tradición de la corona de Adviento, sus colores y su origen histórico, recordando que la Iglesia “inculturó” antiguas celebraciones romanas para darles un sentido cristiano: Cristo como el Sol que vence definitivamente a la oscuridad.


Una parte central de su reflexión giró en torno al desafío del amor cristiano, que va más allá de la reciprocidad.


“Muchos terminan cansados cuando aman esperando algo a cambio. Ese es un amor humano. Cristo nos enseñó un amor de donación total”, dijo.

Afirmó que la verdadera felicidad no depende de lo que otros hagan, sino de la relación personal con Dios: “La felicidad depende de lo que tú permites que Dios haga en tu vida”.


Recordó que en la vida diaria —familia, enfermedad, dificultades matrimoniales o heridas del pasado— cada persona encuentra oportunidades reales para santificarse y santificar a los demás.


El Padre Celestino, comentó que las personas pueden alcanzar la santificación en su propia casa cuando viven con paz en medio de las dificultades familiares.


Si renunciamos a vivir con paciencia y misericordia situaciones que no podemos cambiar, dijo, nos alejamos de la santidad. Pero si las abrazamos con fe, estamos aprovechando esas dificultades de la vida para alcanzar nuestra santificación.


El Padre lamentó que en muchas familias contemporáneas Dios ha sido desplazado del hogar, reemplazado por prácticas que buscan respuestas espirituales equivocadas, como amuletos, cristales o corrientes esotéricas.


“Dios no es una opción; es una necesidad profunda del ser humano”, afirmó e invitó a las familias a evaluar la calidad de su fe y a recuperar la vida sacramental, la oración y la centralidad de Dios en el hogar.


“No existe alguien que esté cerca de Dios y sea mala persona”, finalizó.


La batalla espiritual y el rol del hombre en la familia


El Padre Rito Guzmán, sacerdote religioso de la Congregación de los Misioneros del Espíritu Santo, fue otro de los conferencistas que abordó el tema guerrero en la batalla espiritual y partiendo de la Carta de San Pablo a los Efesios hizo un llamado a los hombres para revestirse de la armadura de Cristo. Habló sobre las tentaciones que afectan hoy a los hombres: indiferencia espiritual, tibieza, distracciones, desgaste emocional, la pornografía y falta de propósito.


En su mensaje el Padre Rito insistió en que el hombre tiene un papel esencial en la transmisión de la fe: “Si el padre no vive su fe, los hijos nunca la aprenderán”, recalcó.


Por ello, animó a los participantes a orar diariamente, a educar con el ejemplo y a asumir la responsabilidad espiritual de su hogar. “Los valores, añadió, se comunican a través de las acciones”.


Describió la oración como “el oxígeno del alma”, especialmente necesaria en momentos de crisis: deportación, separación familiar o problemas matrimoniales.


Estar anclados en la oración, indicó, evita que la desesperanza destruya la vida espiritual.


“La oración constante, insistió, crea una relación íntima con Cristo.

El Padre Guzmán también exhortó a los asistentes a fortalecerse en la fe, formarse como líderes dentro de la comunidad hispana y asumir con valentía su misión en la Iglesia y en la familia.


“Los hombres son el futuro de la Iglesia; necesitamos líderes hispanos dispuestos a acercarse de nuevo a Cristo”, afirmó.



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