“60 Años de Fe y Servicio: Benedictinos celebran sus logros en Idaho”
- Vero Gutierrez
- Jun 3
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Updated: Jun 10

Por Vero Gutiérrez
Editora Asistente
JEROME .- En la fiesta de la Ascensión del Señor, el Monasterio celebró una jornada llena de fe y gratitud. Cientos de personas de todo el estado de Idaho se reunieron para conmemorar tres hitos importantes: el 60 aniversario de la llegada de los monjes Benedictinos a Idaho, el 45 aniversario de la fundación del Monasterio de la Ascensión, y los 65 años de sacerdocio del Padre Bonifacio Lautz, O.S.B., actual Superior de la orden Benedictina.
El centro de la celebración fue el agradecimiento a Dios por la gran bendición de la llegada de los Benedictinos a esta Diócesis. El Obispo de la Diócesis de Boise Peter Christensen, celebró la Santa Misa al aire libre en la explanada del Monasterio de la Ascensión y en la homilía, comparó a la comunidad Benedictina como un oasis capaz de dar vida a todo lo que le rodea, incluso que en medio del desierto.
“Son como una especie de oasis que ofrece manantiales de agua que da vida a los que se cruzan en su camino y por los que se desviven por servir en la comunidad en general”, dijo el Obispo Peter, y añadió “Como Obispo, estoy muy agradecido por su fe vivida, de la que son testigo como comunidad y que comparten con la comunidad más amplia de Idaho”.
El Obispo Christensen expresó su sincero agradecimiento a los benedictinos por el profundo impacto que han tenido en la vida de innumerables personas. También destacó la hermosa colaboración que se ha formado entre los benedictinos y los Misioneros Servidores de la Palabra (MSP), que ahora comparten las instalaciones del monasterio. Su complementariedad y convivencia fraterna, dijo, han enriquecido a ambas comunidades en su camino hacia la santidad.

El Padre Caleb Vogel, Obispo Peter Christensen y los diáconos Salvador Carranza, Miguel Serna y Luis Ruiz. A un lado del altar, el Padre Jesús Cruz, MSP, durante la Celebración Eucarística en el Monasterio de la Ascención.
También, con motivo de la fiesta de la Ascensión, el Obispo hizo referencia a los cuarenta días, en los que después de celebrar la Pascua Jesús se apareció a los discípulos, en diferentes ocasiones y les habló del Reino de Dios.
El Obispo señaló, es un eco, de los cuarenta días de Cuaresma que siguieron al bautismo de Jesús-. Estos días son una llamada a profundizar en nuestra dependencia del Padre Celestial, a resistir la tentación y a construir una vida centrada no en nosotros mismos, sino en la relación con nuestro Creador.
Recordó a los fieles que la vida espiritual se forja a través de las responsabilidades cotidianas y las exigencias de nuestras circunstancias. Citando a San Francisco de Sales, Mons. Peter dijo:
“No debemos preocuparnos demasiado por las dificultades futuras. Dios, que nos ha conducido con seguridad hasta aquí, nos conducirá hasta el fin. Debemos estar totalmente tranquilos en la confianza amorosa y santa que debemos tener en Su Providencia Celestial”.
Concluyó su mensaje destacando que el gran regalo que Jesús nos ha dado es el Espíritu Santo como Consolador, Abogado y Consejero. Él nos da la experiencia del fortalecimiento interior; donde el Espíritu es el compañero del corazón.

La Misa estuvo concelebrada además por el Padre Caleb Vogel, Vicario General de la Diócesis, el Padre Boniface Lautz, O.S.B., Prior de la comunidad de los Benedictinos; el Padre Abraham Ávila, Superior de la comunidad de los Misioneros Servidores de la Palabra (MSP) en Idaho; el Padre Hugh Feiss, O.S,B., el Padre Emmanuel Chinedu, SMMM; Padre Jesús Hernández Cruz, MSP. Los diáconos Salvador Carranza, Luis Ruiz y Miguel Serna, asistieron en la celebración.
Aunque la Misa se celebró al medio día la fiesta había dado inicio desde temprano con el rezo de las laudes y una serie de reflexiones en honor a la fiesta de la Ascensión.
Los Misioneros Servidores de la Palabra con quienes los monjes Benedictinos compartes el mismo edificio desde hace 3 años, fueron los encargados de preparar este triple festejo para los monjes en el que participaron miembros de las comunidades Anglosajona e Hispana- Latina.
La fiesta se realizó durante todo el día, con celebraciones litúrgicas actividades artísticas y culturales, una amplia muestra gastronómica y la presentación estelar de un grupo musical con el que concluyó la fiesta.

Hablando en nombre de la comunidad Benedictina, el P. Boniface expresó su gratitud a todos los que se unieron a la celebración:
“Estamos especialmente agradecidos en este aniversario en el que venimos a dar la bienvenida a nuestros hermanos misioneros porque es una continuación del trabajo que vinimos a hacer y lo estamos haciendo de una manera maravillosa”.
Fue el año de 1965 cuando gracias a la llegada de la comunidad de Benedictinos, el apoyo de la diócesis, la comunidad, múltiples bienhechores, (unos de ellos, la familia Marshall, quienes les donaron el terreno donde ahora se encuentra el Monasterio), como se logró edificar esta obra que a la fecha gracias a su perseverancia y esfuerzo se sigue consolidando como un Centro de Evangelización, ahora enriquecido por la presencia de los Misioneros Servidores de la Palabra.
El Padre Boniface, terminó su mensaje con una bendición especial para la fiesta de la Ascensión, y agradeciendo que puedan ser testigos de cómo la obra que iniciaron ellos continua con los Misioneros Servidores de la Palabra.
En una entrevista publicada en el Desert Chronicle el pasado mes de marzo con motivo de su 90 cumpleaños, el Padre Boniface abordó con franqueza el futuro de su comunidad:
“Podría especular sobre cómo sucedió. Volver atrás y cambiar las cosas es un ejercicio inútil. Me tranquiliza pensar que, de algún modo, todo encaja en el plan providencial de Dios. Hemos sido una contribución a la Iglesia de Idaho. Nuestros planes con los Misioneros Servidores de la Palabra son una continuación de eso”.
Por su parte, el Padre Abraham Ávila, superior de los MSP, también agradeció a los asistentes en nombre de las comunidades Benedictina y Misionera.
“Como misioneros nos unimos a la alegría y a la gratitud a Dios por estos 60 años de fundación Benedictina y los 45 años del establecimiento de este Monasterio. En los pocos años, que llevo trabajando en esta gran Diócesis, me he dado cuenta de la gran labor que la comunidad Benedictina, sacerdotes, y hermanos religiosos ha realizado durante mucho tiempo. Los fieles que han tenido la oportunidad de conocerlos hablan muy bien de su trabajo. Durante muchos años han dedicado su vida a Dios y a la evangelización. Reconocemos su gran labor apostólica; no hay manera de expresar el gran bien que han hecho en la Diócesis. También damos gracias a Dios por el sacerdocio del Padre Superior Boniface, que este año cumple 65 años de fecundo sacerdocio. Y gracias a todos ustedes por su fidelidad a Dios y por toda la ayuda que han prestado a nuestras comunidades y a la Iglesia en general”.
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